Natalia y su estrepitosa risa me alegran hasta el día más triste.
En un mundo de moralismos disfrazados de consejos y juzgamientos, Natalia es aire fresco. Lo fue desde que fuimos vecinas en nuestra adolescencia.Verla me hace sentir ligera, risueña y sin esa, ESA culpa (un mal mío, producto de mi lado riobambeño y ser criada en un hogar católico)
Deberían existir más Natalias. Chicas, irreverentes sencillas con un corazón grande y sensible, que se hace añicos por amor a alguien que no está.
Para Natalia, su punto débil fue su abuelita, la cúal al marcharse la marcó.Basta ver la cara de Natalia para entender esto,oír las historias de "mami Zoila".
El tatuaje es su manera, manera muy Natalia, de recordar a su abuelita.
